EL PRINCIPIO DEL FIN

10559901_10204328457915960_1363409765294022843_n No hubo sorpresa. La carrera por la secretaría general la ganó “el guapo”, que según me dijo una vez mi abuelo es el que gana siempre en las películas. Aunque no sabemos aún si ésta tendrá final feliz. El flamante nuevo líder del PSOE tomó la palabra en Ferraz y aseguró que era “el principio del fin” de Rajoy. Aunque todo parece indicar que éste será más bien el principio del fin del PSOE, enrocado en una deriva neoliberal y alejado de las demandas ciudadanas.

Ayer tuvo la oportunidad de virar a la izquierda, de dejar atrás un periodo ideológico irreconocible. Pero decidió el suicidio. Eso sí, de una forma impecablemente democrática. El PSOE se ha encerrado en sí mismo, lleva demasiado tiempo remando de espaldas a la ciudadanía, desconectado y ausente de donde se coge el pulso real: la calle.

El partido no se rebeló contra los recortes de ZP, ni contra la reforma laboral que provocó una huelga general de los sindicatos, ni con la reforma exprés y sin refrendo del artículo 135 de la CE impuesta por los mercaderes, ni con el indulto a un banquero íntimo a Botín. Ni siquiera ha sido capaz de oponerse a un PP que siembra miseria, desigualdad y amordaza. No despega en las encuestas porque se ha vaciado de dogma, de coherencia y del lenguaje y las necesidades de gran parte de la sociedad.

El PSOE hoy es un partido corporativista, que forma parte del brazo ejecutor de un Estado servil con los poderosos. Su cometido es mantener el estatus quo, como demostró la reciente votación para la sucesión monárquica. Se ha olvidado el carácter transformador que dio lugar a su creación. Ni siquiera renovador o regenerador. Hoy por hoy es conservador. Y ese no sólo es el pecado original del PSOE, sino de toda la socialdemocracia europea, que busca y no encuentra alternativas porque no quiere ver lo evidente. Y lo evidente es volver a los orígenes y olvidar a Giddens y a todos esos falsos gurús de la postmodernidad que surgen. Las demandas de hoy, en materia laboral, social y económica, son las mismas que ayer. Un ayer de dos siglos.

En un contexto en el que los obreros no tienen obra, la clase media no tiene medios y la clase alta no tiene clase, ¿puede existir un Partido Socialista Obrero Español?

Una voz se erigió en esperanza, la de José Antonio Pérez Tapias, que habló como la izquierda. Como ya no habla la izquierda. O al menos no la socialdemocracia. Con Pérez Tapias pasó lo que tanto tiempo viene reclamando una parte de la militancia y gran parte de la sociedad. Lo mismo que pedía Nani Moretti en una escena de su película “Aprile” a una fría pantalla de televisión que retransmitía un debate electoral entre Berlusconi y el ex comunista Massimo D´Alema: decir algo de izquierda.

Sólo así se explica que alguien que consiguiera los avales (9.900) in extremis doblara esa cantidad en las urnas, sin haber sido paseado por los aparatos en cuestión. Es un verdadero triunfo para la izquierda del PSOE. Una victoria pírrica porque el partido se muere. La realidad es que Tapias ganó en la mayoría de las pequeñas agrupaciones de España, donde los cargos públicos son excepción. Y otro dato, sólo Pedro Sánchez, el ganador del proceso, fue el único pretendiente que no consiguió la victoria en su agrupación, donde ganó Madina.

Sinceramente, esperaba más de mis compañeros. Apenas 7 de cada 10 fueron a votar después de tanta lucha por conseguir aquello de “un militante, un voto”. Fue al filo de las diez de la noche cuando descubrí que las bases están más cerca de la dirección de lo que pensaba. Eso dice el secretario de organización del PSOE de Andalucía, Juan Cornejo. Y que siga la fiesta. En estas casi 24 horas que han pasado intento descifrar el significado de la palabra “base”. Pero, ¿qué base? Los militantes que han quedado después del viraje del PSOE, 200.000, menos de un tercio del número que tenía hace una década. Los demás corrieron despavoridos porque ya no se reconocían bajo unas siglas de 135 años que, por desgracia, no garantizan los 5 siguientes. De entre esos 200.000, la mayoría son cargos públicos y profesionales  de la política; personas que trabajan gracias a su pertenencia política en la administración, empresas públicas y empresas afines,  o familiares  y amigos de aquellos que trabajan en o por causa de la política.

Tristemente, las personas  sin ningún vínculo profesional con la política, que se adhieren al PSOE por razones ideológicas, son los menos. Es difícil, de esta guisa, cambiar una formación política. Y lo demostraron ayer sus militantes. Ni cambio, ni regeneración: continuismo. Eso sí, con una cara nueva, mucho confeti y mucha sonrisa. Por ello personajes como José Cepeda (factótum del PSOE madrileño), Tomás Gómez, Pepiño Blanco y otros jefes de taifa aplaudían desde primera fila la victoria del compañero Pedro Sánchez: tienen su poltrona asegurada. Al menos de momento. Sus risas y sus fastos contrastaban con los del equipo de Madina, que esperaban regenerar el partido y corregir errores pasados. Pero sobre todo, con el gran personal humano e ideológico del equipo Tapias, con el que he pasado las últimas semanas. Pese a la decepción que les (nos) devora, creo que deben estar orgullosos de haber devuelvo la ilusión a mucha, muchísima gente, que ya la había perdido. Incluidos ellos mismos.

Tan sólo un día después de su victoria (sin paliativos), el bueno de Pedro se ha reunido con Susana Díaz en Ferraz (¿alguien siguen teniendo dudas del papel de cada cual?) y ha puesto en tela de juicio la celebración de primarias en noviembre. Y mañana puede tener la puntilla si los diputados socialistas españoles votan a Juncker presidente de la Comisión Europea, tal y como él negó que harían si era elegido secretario general del PSOE.

Le deseo toda la suerte del mundo en su “peregrinación” a Pedro Sánchez. Pero soy pesimista. Como enigmáticamente dijo Flaubert: “los viejos dioses habían muerto y los nuevos no habían llegado todavía”. En el PSOE los siguen esperando con ansia. Quizás esa diosa sea, tras paseo militar previo, Susana Díaz. O quizá no haya tiempo para más, como alertaba Pérez Tapias en la campaña.

Una respuesta a “EL PRINCIPIO DEL FIN

  1. lo bueno de este artículo son las partes donde se te nota al escribir la furia y en parte el desengaño,…., como ya comente en alguna cosa tuya, me alegro que mi padre no llegara a ver (murió en el 83) lo que hicieron los totems del psoe post primera elección, ….., duele ver a los que creeis en algo, como os traicionan una y otra vez… Un abrazo querido amigo.

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